Si eres consumidor habitual u ocasional de jamón ibérico, debes saber que tan solo el 10% que se vende bajo esta etiqueta procede realmente del cruce entre un macho y una hembra reproductora de raza autóctona.
La gran mayoría de estos jamones tienen un origen pseudo ibérico, al surgir del cruce entre una madre ibérica y un macho de la raza duroc, caracterizada por generar muchas crías y ser más rentables para loa ganaderos. Sin embargo, a pesar de que no es un ibérico 100%, lo cierto es que la industria ha dejado el nombre de ibérico por los buenos resultados que genera esta palabra.
Según publica el Ministerio de Agricultura, de los 3 millones de cerdos que se comercializan al año en España como ibéricos, solo 300.000 ejemplares son ibéricos puros. La gran mayoría de estos animales han vivido encerrados y han sido alimentados con pienso. Los que se alimentan con bellota lo hacen únicamente en sus dos últimos meses de vida.
Diversas formaciones han denunciado que para obtener la certificación de raza ibérica tan solo se realizan pruebas visuales y no de ADN. Asimismo, para obtener crías con esta etiqueta, basta con juntar a una hembra de raza pura con un macho duroc, ambos inscritos en sus libros genealógicos.
La norma de calidad del cerdo ibérico establecía que aquellos animales no censados fuesen regularizados para poder así generar ibéricos. Pero, a día de hoy, todavía se permite que cerdos que no han sido censados sigan siendo utilizados como sementales ibéricos.
Ante este panorama, lo más fiable para el consumidor es consumir estos productos ibéricos en lugares que sean de confianza y que cumplan con todas las normativas.
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Fuente: Economía Digital